México necesita invertir en infraestructura hídrica al menos 1.56% del Producto Interno Bruto (PIB) durante este 2024, indicó Hugo Roberto Rojas, consultor externo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), quien se apoyó en un análisis de la Comisión Económica para América Latina.
De esta forma, según el experto, el país tendría que destinar 480,000 millones de pesos anuales de forma sostenida por los siguientes 10 años para la ampliación y rehabilitación de infraestructura hídrica y 320,000 millones de pesos más en operación; sin embargo, la recaudación de los organismos operadores es de apenas 10.25% del total.
“Si desglosamos los recursos que los organismos operadores podrían recaudar si cobran el costo real del agua, solo alcanzarían los 320,000 millones de pesos, aproximadamente. Pero, solamente reportaron 82,000 millones en el 2022, de acuerdo con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público”.
En este sentido, el también asesor de la Comisión de Recursos Hidráulicos, Agua Potable y Saneamiento de la Cámara de Diputados remarcó que pensar que la infraestructura hídrica necesaria para el país se puede financiar por medio de las aportaciones de los organismos operadores “es irreal”, especialmente en un país con municipios en los que más de 50% de su población se encuentra en situación de pobreza.
“Las tarifas no van a pagar el agua jamás. No hay ningún país que haya logrado 100% del desarrollo de su infraestructura solo con las tarifas que cobran a sus habitantes. La cantidad de recursos que necesita la Zona Metropolitana del Valle de México, por ejemplo, ha alcanzado niveles de inversión que no podríamos hacer ni en 100 años, si tuviéramos la oportunidad de parar y empezar ahorrar en este momento”.
Si bien el consultor del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) consideró que las tarifas son una condición necesaria, también remarcó que es imprescindible encontrar nuevos mecanismos acorde al tamaño del problema de agua en México, uno de ellos, los recursos fiscales.
Para el especialista, el financiamiento de la infraestructura hídrica debe comenzar en la investigación de proyectos viables para garantizar el acceso al agua.
Por otro lado, el ganador del Premio Nacional de Ingeniería Civil 2019, Luis Robledo Cabello, afirmó que todavía no hay un día cero para la Ciudad de México; no obstante, subrayó que se debe priorizar la inversión para evitar llegar a ese momento.
“No creo que haya un día cero, pero sí hay abastecimiento deficiente, algo que se sufre en la Colonia del Valle, Narvarte o Centro. El día cero será para aquellos que reciben agua del Cutzamala”.
El ingeniero apuntó que existen ciertas fuentes alternativas de suministro, entre ellas, las aguas subterráneas del Valle de Tula en la zona de Mezquital, Hidalgo, que darían de 4 a 5 metros cúbicos por segundo.
Así como el acueducto de Tecolutla-Necaxa, del cual existió un proyecto para transportar el agua de cinco presas del norte de Puebla hasta una ampliación del Tanque Chiconautla, en la Zona Metropolitana del Valle de México.
“Hay ideas, pero ¿hay planes, proyectos o estudios? Nada. La ley de Aguas Nacionales establece que la Conagua pueda intervenir para coordinar todo. Hay mucho trabajo por delante, pero no estamos haciendo nada para actuar”, insistió Robledo.
El experto ha sugerido a cuatro administraciones de la Conagua la creación de un fideicomiso que se encargue de los estudios, proyectos y planeación para el abastecimiento de agua. Hasta el momento su propuesta no ha tenido éxito.